Las Diosas y la Mujer Contemporánea
En la psicología moderna las Diosas están siendo reconocidas como fuerzas invisibles, pero muy poderosas, que influencian el comportamiento y las emociones de las mujeres.
Esta antigua sabiduría permite a las mujeres conocer su interior, y entender las relaciones que hacen parte de su vida; relacionamientos tanto con otras mujeres, como con maridos, enamorados, hijos, familia, amigas/os etc.
Estas fuerzas que actúan en el universo femenino, sirven de guía en la búsqueda del origen de la mujer, como una forma de desvendar su alma, a través de una visión profunda del significado de lo que es Ser Mujer en los días actuales.
Conocer las Diosas que actúan de forma predominante en nuestras vidas proporcionándonos el auto-conocimiento necesario para lidiar como nuestros instintos, muestra nuestras prioridades, y nos lleva al real significado de todas y cada una de nuestras elecciones.
El retorno del culto al Divino Femenino fue reavivado por la diseminación de las filosofías y religiones paganas, así como también por tradiciones antiguas, que hoy resurgen muchas veces mal disfrazadas dentro de nuevas creencias.
La Wicca es un ejemplo de esto, pues que es un rescate parcial del Chamanismo y de la Brujería Antigua.
No menos importantes para el desarrollo del culto al Divino-Sagrado Femenino, son las investigaciones científicas en el ámbito de la Antropología y de la Arqueología.
También debe ser tenido en cuenta el surgimiento de la teoría de Gaia, que muestra la Tierra como un “ser vivo“.
Hoy sabemos algo que nuestros ancestrales sabían ha milenios: la base de cromosomas de la Vida es innegablemente femenina; la participación masculina fue descubierta por la ciencia como una diferenciación de esa misma base.
Al contrario del culto a la Diosa, -reverenciada en todas las mujeres- las creencias en la figura de un dios masculino, que abandona su creación después de haberla hecho, y que deja al hombre el poder de dominar y subyugar esa creación, es la mayor causa de los daños que son causados a la Naturaleza y a la propia humanidad.
Entretanto, la visión del matriarcado o visión matrifocal nos enseña otra cosa: “el espirito se manifiesta a través de la materia, y toda materia es manifestación espiritual”.
Mostrando que materia y espíritu no son opuestos pero simplemente dos realidades que tienen su origen en el Vientre de la Diosa, la Madre Tierra, porque todo hace parte de Ella, todo es Ella, incluyendo los seres humanos.
Siendo así, integrarse, respetar y desarrollar el espíritu fraterno para con todo y con todos, tornase una filosofía de vida para aquellos que viven el Sagrado Femenino y se consideran seguidores de la Diosa.
Aquellos/as que rinden culto a la Diosa y/o las Diosas, procuran desarrollar programas comunitarios, que redunden en bien estar social y también de los animales, preservando grandes áreas como florestas, ríos y bosques, o se dedican a campañas relacionadas con la libertad sexual, de forma que la sexualidad sea aceptada y vivida como algo natural, dentro de una sociedad saludable, mental e emocionalmente activa.
También están los que viven la experiencia del Divino Femenino de forma más reservada, viviendo una bella espiritualidad, sin dogmas y sin arcaicos tabús.
La mujer contemporánea vive nuevamente en armonía con sus ancestrales primitivas, trayendo a tono sus poderes innatos, y considerando su propio cuerpo como algo tan sagrado cuanto su espíritu.
Un Nuevo Hombre que va al Encuentro de la Diosa y al mismo tiempo, este nuevo hombre expresa su masculinidad, pero no siente la obligación enmascarada de la sociedad patriarcal, que pregona la discriminación de la mujer.
Este nuevo ser masculino, va al encuentro de la Diosa, en la cual también vive el principio masculino, en la figura que muchos llaman “El Dios” , o el “Consorte de la Diosa”.
Las mujeres entonces, se tornan la base fundamental para estructurar un nuevo mundo, donde todos puedan tener vidas dignas y felices, de forma a sentirse nuevamente inmersos en la propia fuente de la Vida: la Gran Madre, la Diosa, vivida y experimentada a través de la reverencia al Divino-Sagrado Femenino que existe en cada uno de nosotros.