La Reina, La Diosa, La Madre Tierra
Deseas lo imposible, siempre lo haces y nunca te das por vencida hasta que lo obtienes; ¿Cuantas cosas has logrado de esa forma? ¿Cuantas más lograrás?
¿A que viene todo esto? A que tu victoria está próxima, lograrás tu deseo del corazón; ¿estarás al fin satisfecha? Probablemente no; pero así eres tú.
Tú misma lo dices en tus mensajes: «soy lo que soy y nada puede cambiar eso»
¿Nada? Eso es mucho decir, para alguien que cree en la Nada; pero la Nada te ha sido benéfica, y ahora que tu corazón está vacío, ahora que has aceptado ese vacío, pronto será colmando con la energía de tu deseo.
¿Soy Yo el que escribe todo esto, o eres tú quien lo piensa? ¿Eso importa? Nunca te preocupaste por ello, y no lo harás ahora; ahora que sabes que eres una de Nosotros, ahora que te atreves a aceptarlo y tal vez a saborearlo.
Eres igual Mi, siempre lo fuiste, solo lo habías olvidado, o no querías aceptarlo, por temor a equivocarte y perder la conexión.
Pero… ¿ Cómo perder lo que no se tiene?
No existe la conexión, ella es solamente un concepto, pues la Verdad, es que ustedes
-todos- están en Nosotros, con Nosotros –Los Maestros– y lo contrario también es Verdadero, estamos en ti, en todos, contigo, con ustedes.
Somos todos parte de la Nada, del Vacío, ese Vacío que ahora será colmado con el deseo de tu energía, y seremos todos Uno Solo, nuevamente.
Tú, el otro y Nosotros, ¿comprendes ahora?
¿Entiendes en lo más profundo de tu Ser, que solo Somos Uno Solo, en el Amor compartido, vivido y partido con el otro?
Partido, como si fuera el pan de la «Última Cena», como el óvulo de la misa.
Porque eso es el óvulo y el pan: la ostia; por eso Él dijo: «Tomad y comed todos de él, porque este es Mi Cuerpo».
Y extendió el pan como símbolo de Su Cuerpo, como símbolo de Su Amor, en una lección de Pan y Vida, tan simple que se torna compleja para el entendimiento humano.
Porque lo piensan, lo razonan, pero no lo sienten; porque las lecciones de los Grandes Maestros de la Humanidad, siempre son sencillas y dirigidas a los corazones, no a las mentes, para que cualquier persona las pueda aprender y disfrutar.
El vino es la energía de la Naturaleza, de la Madre Tierra, que corre por el cuerpo de todos, que se hace Rio Sagrado, simbolizando la Sangre de la Diosa.
Sangre que es vertida por las Sacerdotisas, en pequeños ciclos, que se hacen largos cuando alimentan a otro Ser, cuando sirven a la Diosa, como Portales Luminosos entre los Mundos.
Por eso Él dijo: «Tomad y bebed todos de él, porque esta es Mi sangre, símbolo de la Nueva Alianza, que será eterna»
La Nueva Alianza, la unión con la Madre Tierra, Sagrada Madre de la Madre de Mi Madre; Él lo hizo como un acto de devoción perpetua, a la Diosa que vive en cada Sacerdotisa, en cada mujer que ya pobló esta Tierra.
Todos somos sus hijos, sus herederos, hombres, mujeres y espíritus, porque todos nacimos de una mujer; la sangre es roja, pero la energía fluida que recorre todas las criaturas es azul, por eso se habla de «sangre azul», refiriéndose solamente a la realeza; un conocimiento que se distorsionó a lo largo de los siglos, pues todos somos «herederos Reales» de la Gran Madre, de la Diosa.
Y aunque con el pasar de los siglos se haya olvidado el conocimiento real y verdadero, de Los Antiguos, la sabiduría popular siempre habló de la Sangre Azul, como siendo la Sangre Real.
Sangre Real, porque todos somos Príncipes y Princesas, herederos de la Reina, la Diosa, la Madre Tierra.
¡Sí! El conocimiento fue distorsionado, por que Los Antiguos lo guardarían para los elegidos, para los que pudieran entender, y así… cayeron en error, en Karma, porque todos tienen el derecho de oír, sentir y entender en su propio nivel de evolución.
Los Antiguos ¿recuerdas?
¿Quiénes son Ellos? ¿Dioses?
Los Antiguos… Somos Nosotros, tú, Yo, el otro, somos todos, pero nadie recuerda, y ese es nuestro error, nuestro karma; tanto de ustedes cuando están de ese lado de la Vida, como de Nosotros que estamos aquí, o cuando intercambiamos posiciones.
Ahora es hora de recordar, recordar y contar, tanto y cuanto sea posible hacerlo.
«Los riñones florecen en los cabellos», ¿recuerdas el simbolismo ontológico del cuerpo humano?
Porque ellos -los riñones- son el símbolo del oído, del oír; florecen cuando se amplifican como representación de las orejas; en los cabellos, porque estos son las «antenas», con las cuales ustedes se sintonizan con este lado de la Vida, con algunos de Nosotros… que aún recordamos.
Cómo y dónde lo podemos aprender?
Vivo en la ciudad de México.
Gracias