La Historia de la Creación, según la Cuarta Crónica de Akasha
(La Crónica Prohibida a las Mujeres)
Se dice que la Wicca es una religión; religión significa re-ligarse, re-conectarse con lo sagrado, con aquello que fue con-sagrado, sagrado junto, al lado de… antes del tiempo del no-tiempo, cuando todos fuimos uno solo, uno con todos, uno con el Todo, uno con Akasha.
«En ese tiempo, cuando la Tierra aún no era la Tierra, y todo era seco y duro, las huellas de las mujeres ya estaban en ella.
En ese tiempo más allá del tiempo, las mujeres caminaban sobre paisajes desolados, y en sus grietas, entre densas nieblas creaban y recriaban la Vida.
Esas Mujeres poseían alas, como si fueran largas vestiduras, que cubrían sus cuerpos, protegiéndolas; ellas existían antes mismo del espíritu, y mantuvieron sus alas hasta que él las encontró.
En ese momento sus hermosas y negras extensiones haladas, se volvieron grises y suaves, y perdieron sus coronas, cuando rodaron sus cabezas por la Tierra árida.
Pero antes de que esto sucediera, el Ánfora de la Vida, generaba solamente seres femeninos, en un eterno ciclo de repetición sin fin y sin esperanzas, en un insano deseo de perpetuar a Sí misma.
Entretanto, hubo un Eón, en el cual la búsqueda por la perfección y la libertad de la prisión de la eternidad, hizo con que el Ánfora de la Vida, introdujera en Sí misma, una causa opuesta y complementaria a Ella: el ser masculino y con él la muerte, el concepto de la separación y la evolución natural.
En aquél entonces, todo era seco, duro, desolado y cubierto de puntas; puntas que se tornaron los reptiles; demonios inicuos, nacidos de los pasos del olvido, de lo que quedó atrás, IN- famas, fuera de la fama, fuera del reconocimiento; infamias y falta de comprensión, que más tarde formarían el mal total.
Y las mujeres comenzaron a crear y recrear formas abstractas, nacidas de cada pensamiento, de cada palabra emitida o soñada.
Y crearon y recrearon la Creación, era la Vida generando a Sí misma, expandiéndose sin restricción, sin barreras y sin límites, era el Caos Primordial.
Se sucedió entonces un tiempo, en que el mundo estuvo de cabeza para bajo, porque la tierra estaba en el cielo y el cielo estaba en la tierra y una de las mujeres dijo:
– «Esto es bueno,» y la otra contestó:
-» Separemos las cosas»
Y así se hizo.
En medio a una gran tormenta, las aguas serpentearon, y la tierra, lo seco, lo duro, se comprimió, y una gigantesca ola, se separó de la tierra, formando un inmenso vórtice, dando origen a una ola estelar fluida que protegió la tierra como un anillo.
En ese anillo quedaron grabados los símbolos de las eras que se sucederían, para que nunca jamás, ninguna mujer olvidara el Eón en el que fueron prisioneras de la eternidad.
Y la tierra, lo seco, lo duro y desolado, se cubrió de Belleza y Poder, y la causa Primordial, la Mujer, se unió a la causa opuesta, el Hombre, y el espíritu se hizo y habitó entre ellos, creando la separación y la muerte.
Ahora no tenían alas, la búsqueda de la perfección culminó en una obra comparable pero inigualable; ahora eran libres del horror de la eternidad, del ciclo inmutable de la repetición; ahora eran libres para evolucionar…
Pero el espíritu las hizo olvidar el significado de la ola fluida y nuevamente con el pasar de los eones cayeron en otra prisión peor: el eterno ciclo de muerte y renacimiento, y en sus memorias agonizan, sin recordar como escapar, sin saber como renacer o morir, solamente caminando, caminando, como Peregrinos del Altar, buscando en la Tierra lo que quedó en el Cielo, pidiendo al Cielo lo que expulsaron de la Tierra.
Y así van, sin comprender hacia donde, ni porque, solamente guiadas por una sombra que surgió de la Luz, la sombra espectral del espíritu que se hizo en ellas.
Pero él no es nada, es solamente un reflejo de la obra perfecta y aprisionada, que un día pobló una tierra árida y desolada con la Belleza y el Poder de Su creación.
Por eso: » antes de Mi (el Espíritu de los espíritus, Akasha) no había nada, después de ti (la mujer) nada existía, somos la única y real Verdad de la Creación.
Los Peregrinos del Altar aún lo buscan, caminan en un Mundo bello y poderoso, como si solo hubiera caos y desolación; van en pos del Altar donde se asienta el Ánfora de la Vida, pues creen que al encontrarla, todas las preguntas serán respondidas.
Pero olvidaron lo más importante: preguntar, pues sin preguntas no hay respuestas; y tampoco recuerdan que el Ánfora derramó la Vida por doquier, haciendo que de esa forma no haya necesidad de búsquedas y peregrinos, solamente faltan las preguntas, dirigidas hacia sí mismos, los sí mismos que se tornaron pequeñas ánforas que contienen la Vida.
La falta de esa necesidad, la necesidad de preguntar, genera los desastres naturales, pues la Tierra como ser planetario que es, que fue creado, espera por sus creadoras, espera que se unan a ella, y mientras eso no ocurre, continúa en el Caos Primordial, en un intento de volver al Eón, donde la separación no existía, un Eón, cuando la ola fluida de las constelaciones hacía parte de ella, un tiempo en el que lo seco, lo árido, lo duro, generaban la Vida en medio a las nieblas de la conciencia de un Universo aún adormecido.
Si después de esto no te acongojas por el sufrimiento terrestre, y no tomas para ti, el fardo de la búsqueda, calzando las sandalias de los peregrinos y comienzas a preguntar, no mereces llamarte Mujer, ni ser la heredera del Linaje Sagrado de las Sacerdotisas Escarlatas, las Sacerdotisas de la Madre Tierra.»
En definitiva, es simple de entender la importancia que la Wicca representa en los días de hoy, como uno de los caminos a ser recorrido para encontrar nuevamente la conexión con la Madre Tierra.
Imagenes: Christian Cruzado – Cristina L. F. – Ramiro Ramirez